El síndrome de Asperger, es un trastorno del neurodesarrollo integrado dentro de lo que conocemos como Trastorno del Espectro Autista.
Una de los principales obstáculos con la que se encuentran las personas con Asperger suele ser a nivel social, mostrando dificultades para relacionarse con los demás, para interactuar y para hacer amigos.
Si bien es cierto que hasta hace unos años su diagnóstico solía ser bastante tardío, ya en la edad adulta, hoy en día se suele diagnosticar a edades más tempranas, y, gracias a ello podemos intervenir desde la edad escolar para mitigar los obstáculos con los que se van a ir encontrando a lo largo de la vida.
Los niños con asperger, suelen tener una inteligencia normal, y, en ocasiones, por encima de la media de los niños de su edad. Muchas veces, destacan en un área específica, por ejemplo, en las matemáticas, llegándose a interesar de forma obsesiva por los números, las medidas y los cálculos.
Decimos que tienen dificultades a la hora de interactuar con los demás porque les cuesta identificar y expresar las emociones, ponerse en el lugar de los otros, o interpretar su lenguaje corporal.
Las personas con Asperger no comprenden los dobles sentidos o los refranes, ya que suelen ser muy literales. Tampoco entienden los chistes, las bromas, o la ironía, tampoco tienen la necesidad de interactuar con la gente, o hacer amigos, y cuando se intentan acercar a otros, tampoco saben cómo hacerlo, lo cual dificulta mucho su integración en un grupo de amigos en el colegio, y suelen terminar jugando apartados en un rincón del patio disfrutando de su actividad en solitario.
Son muy rutinarios, y cualquier cambio, por pequeño que sea en su día a día les suele generar ansiedad y desconcierto. Un cambio en la ruta hacia el colegio, una situación imprevista que conlleva un cambio de planes, suele ser motivo de desconcierto y lo viven con gran angustia.
Suelen ser muy sensibles ante determinados estímulos de su entorno, y, en ocasiones ocurre todo lo contrario, pueden darse un golpe muy fuerte jugando y no mostrar ninguna sensación de dolor. También pueden reaccionar de forma negativa ante estímulos visuales, auditivos, o el tacto, mostrando rechazo cuando los abrazamos e intentamos consolarlos de algún modo cuando lloran.
Respecto a la alimentación, suelen mostrarse sensibles ante determinados tipos de alimentos de un color concreto, o de ciertos tipos de texturas.
Los niños con Asperger, juegan de forma distinta a los otros niños, de pequeños, prefieren alinear los juguetes, rodar las ruedas de la bicicleta en vez de subirse encima y correr de un lado a otro, y carecen de juego simbólico.
El contacto ocular suele resultar difícil para ellos, por eso, no miran a los ojos cuando hablan, y apartan la mirada cuando intentamos comunicarnos con ellos cara a cara.
Con motivo del día internacional del Asperger, el 18 de febrero, hemos querido contaros en qué consiste este trastorno y cómo afecta a los niños que lo padecen durante la etapa escolar.
Si tenéis dudas respecto a vuestro hijo, y observáis que muestra conductas desajustadas que os llaman la atención, no dudéis en contactar con un equipo profesional para que intervenga de forma inmediata, pues el diagnóstico precoz resulta clave para lograr una buena intervención y ayudar a que vuestro hijo entienda qué le ocurre y sepa actuar ante las adversidades que se le van a presentar a lo largo de la vida.
Carmen Adam González
Psicóloga
Psicóloga