La disfemia es más conocida como tartamudez por todos, aunque realmente este es un síntoma de la disfemia, siendo el síntoma que más visible se hace cuando la persona la padece.
La disfemia es un trastorno del habla caracterizado por la perturbación del ritmo de la palabra que afecta a la fluidez verbal, manifestando bloqueos o prolongaciones frecuentes, esfuerzo durante el habla y tensión articulatoria. Hoy día no se conocen aún con exactitud las causas que la provocan y se asocia a varios motivos como trastornos neurológicos, herencia genética, alteraciones psicológicas, trastornos en la estructuración temporoespacial, trastornos de lateralización y alteraciones lingüísticas.
Podemos distinguir entre diferentes tipos de disfemia:
- La disfemia clónica, se caracteriza por la repetición convulsiva de una sílaba o grupo de sílabas durante la emisión de la frase.
- La disfemia tónica se caracteriza por la interrupción total del habla, produciéndose al final una salida repentina de la emisión.
- La difemia mixta, que puede ser tónico-clónica o clónico-tónica, iniciándose primero de una forma y continuando con la otra con las características antes mencionadas.
Hacia los 3 años aproximadamente, y coincidiendo con la estructuración sintáctica del lenguaje infantil puede aparecer un tartamudeo que se considera parte de la evolución del habla del niño, ya que normalmente tiene que ver con procesos de adquisición y desarrollo del lenguaje. En estos casos, se recomienda no hacer correcciones continuas al niño, pues podrían producirle situaciones de angustia y ansiedad. Este tartamudeo inicial desaparece con la edad.
También podemos hablar de un tartamudeo episódico, el cual es temporal y se produciría ante nuevas situaciones (nacimiento de un hermano, ingreso escolar…). Ante esto puede ser suficiente una intervención orientativa hacia los padres y profesores para evitar situaciones de angustia en el niño.
Por otro lado, a partir de los 5 años ya podríamos hablar de disfemia como tal, y por lo tanto se debería comenzar con la terapia logopédica con el fin de crear estrategias que puedan ayudar al niño. A medida que el niñ@ va percibiendo sus dificultades verbales, va tomando conciencia de sus problemas y comienza a ejecutar estrategias que pueden ser inadecuadas con el fin de no tartamudear, estos intentos de solución de la tartamudez inadecuados pueden aumentar aún más los errores de dicción, ritmo, entonación etc, para disimular o evitar dicha tartamudez.
Otros síntomas que acompañan a la disfemia además de la tartamudez son tics incontrolados, tensión muscular, alteración fono-respiratoria funcional, reacciones de ansiedad, desorganización entre el pensamiento y el lenguaje, retraimiento y miedo a hablar etc. Todos ellos no tienen porque darse a la vez, sin embargo, son los más destacados.
Por último, otro factor que hay que tener en cuenta es el contexto general del niño, ya que a ciertas edades las burlas a causa de la dificultad que padece pueden incrementar la misma, e incluso crear otros problemas psicológicos como baja autoestima, introversión, miedo a relacionarse con personas nuevas en su entorno etc. Por ello, el apoyo profesional y multidisciplinar es muy importante para ayudar al niño a afrontar y mejorar su situación.
Gabriela Guillem Marco
Logopeda