El presente de los adolescentes por las consecuencias del COVID

En marzo de 2019 nuestras vidas sufrieron un cambio de rumbo sin precedentes al que nos tuvimos que adaptar y acostumbrar a un ritmo vertiginoso.

A causa de la aparición del COVID-19, toda la sociedad (niños, adolescentes, adultos y ancianos) sufrimos las consecuencias de convivir con un nuevo virus que ponía en riesgo nuestra salud y nuestra vida, pero uno de los grupos más vulnerables fueron los adolescentes.

De repente, tuvieron que hacer frente a un confinamiento en el que vieron peligrar gran parte de sus expectativas de vida y más tarde, cuando parecía que todo había acabado, se enfrentaron a los efectos tanto físicos como psicológicos que éste provocó.

La incertidumbre académica o la falta de rutina fueron causas por las que millones de jóvenes comenzaron a notar síntomas que nunca antes habían experimentado, pero de igual o mayor importancia que estas causas fue el distanciamiento y aislamiento social al que se sometieron, puesto que en la adolescencia se producen un gran número de interacciones recíprocas entre maduración cerebral y entorno social.

El establecer vínculos con sus amigos es una de las tareas más importantes y esenciales del buen desarrollo psicológico de los adolescentes; la pertenencia a un grupo, el sentir afecto o el recibir feedback por parte del grupo, ayudará a que se forme su autoconcepto, construyendo así también su propia identidad.

La gran parte de los jóvenes de nuestro país dejaron de experimentar sensaciones que llevaban años esperando: graduaciones, visitas a las universidades, viajes de fin de curso, temporadas deportivas, etc. Cancelar estos planes provocó un gran sentimiento de desesperanza en ellos poniendo patas arriba su estilo de vida, sus planes e incluso sus emociones. Al ver la tarea de socialización tan limitada, muchos de ellos comenzaron a experimentar sentimientos como tristeza, frustración, ira, agitación, nerviosismo, inapetencia, etc. También, con normalidad presentaban dificultadas a la hora de conciliar el sueño, realizar actividades satisfactorias en casa o comenzar rutinas y llevarlas a cabo a medio- largo plazo.

En la misma línea, una de las consecuencias de este aislamiento fueron los cambios relacionales entre las familias. No solo los síntomas de ansiedad y depresión estaban presentes en ellos, la alteración en las relaciones interpersonales en este periodo también hizo que la mayoría de los jóvenes pasaran más tiempo en casa con su familia que con personas de su mismo grupo social o franja de edad, lo que provocó graves problemas de convivencia en muchos núcleos familiares.

Por otra parte, y no menos importante, otro de los problemas que más preocupó a la sociedad es el aumento del uso de redes sociales por parte de los adolescentes durante la pandemia.

Los ordenadores y los teléfonos móviles se convirtieron en sus grandes aliados para sentirse cerca de sus compañeros y amigos, hecho que aminoró bastante el estrés provocado por el distanciamiento social. En un primer momento, este hecho pareció ser un aliciente para intentar evitar los malos sentimientos que, como se ha mencionado anteriormente padecían. Pero también, seamos conscientes de las consecuencias que conllevó pasar tanto tiempo delante de la pantalla.

La dependencia que generan las redes sociales y el intercambio de información y de datos personales que se produce en ellas enmascararon un problema grave dentro de una solución, y es que las cifras de uso de las redes sociales crecieron exponencialmente en la época de confinamiento.

Después del estado de alarma, les tocó adaptarse a la nueva situación y es que, si en la edad adulta los cambios son complicados, no olvidemos que el paso de la niñez a adultez es una etapa única que marca nuestra vida, por lo que la complejidad de la gestión emocional es mucho mayor. Por eso, es necesario promover el bienestar psicológico de los adolescentes e incluir estrategias y herramientas para paliar o reducir en la medida de lo posible las consecuencias psicológicas en épocas o momentos de estrés.

Y es por ello, por lo que si has detectado en ti, o eres uno de estos adolescentes….o eres madre/padre de uno de ellos, si os sentís identificados con todo o parte de lo relacionado con este artículo, ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos a encauzar una nueva etapa.

Ana Tárrega: CV16866

Centro de psicología y logopedia Ana Barrios