SOS ¿Tendré TDAH siendo adulto?

“Tengo mucha ansiedad”, “Duermo fatal”, “Soy un desastre”, “Siempre voy acelerado”. “Soy diferente, sé que me pasa algo, pero no sé exactamente qué es”. “Me siento mal, no tengo control sobre mi vida”, “Siempre acabo fastidiándolo todo y no sé porqué”. “Me agobian mucho las relaciones sociales, acabo pillando rollos”, “No me llevo con casi nadie”, “En el trabajo tengo siempre conflictos”.

En muchas ocasiones tenemos asociado el término TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) a niños en edad escolar. Pero ¿Qué ocurre con los jóvenes y adultos? ¿Puede haber pasado la etapa infantil sin un diagnóstico? La respuesta es sí. Muchos de vosotros acudís a terapia con la esperanza de que os demos respuesta a todas las dudas existenciales que tenéis, porque si ya era complicada vuestra infancia en algunos aspectos, ahora que habéis crecido esto todavía se complica más y más. El principal motivo de demanda es la ansiedad, y cuando empezamos a evaluar y rascamos un poquito más, vemos que vuestra historia anterior ya nos daba indicios de cómo habéis llegado hasta aquí.

Cuando finaliza la etapa escolar y pasamos a otro estadio de nuestra vida, con estudios superiores o incorporándonos al mundo laboral, la sintomatología en personas con TDAH sufre cambios significativos, ya que las demandas del entorno son distintas.

Algunas de las manifestaciones más significativas de este trastorno son:

  • Sentimiento interno de inquietud constante:  a diferencia de la etapa infantil en la que solemos observar una conducta más motriz, en adultos el principal factor es la inatención. Los adultos con TDAH suelen relatar que les cuesta mucho seguir el hilo de las conversaciones, que tienen dificultades para seguir una clase, o, simplemente, mantener una conversación fluida porque se suelen quedar “empanados”, “en su mundo” o “con el botón en off”. Literalmente dicen que no se enteran de nada. 
  • Mala autogestión: suelen tener dificultades para gestionar su día a día. Esto genera descontrol en muchos ámbitos. Desorden, falta de control del tiempo, procrastinación…son formas de evitación que les lleva a dejarlo todo para última hora (evitan hacer tareas que requieren un esfuerzo mental continuo), iniciar y no terminar una tarea, o acabar haciendo algo totalmente distinto a lo que se habían planteado hacer en un primer momento. Hay una gran lluvia de ideas que termina en una fuga de ideas sin ser conscientes de cómo han llegado hasta ese punto.
  • Falta de autocontrol emocional: ligado a lo anterior, dicen o hacen cosas de forma impulsiva, sin reflexionar ni pensar en las consecuencias que puedan acarrear sus acciones. Se mueven por lo primario. Además, les cuesta controlar sus emociones, a las que tienen que dar salida. No hay una señal de Stop en su cabeza que les indique que deben parar y controlarse, decir lo que uno piensa en ese momento puede provocar problemas de los que no son conscientes.
  • Incapacidad para dar respuesta a todas las demandas del entorno: Es como un quiero y no puedo. El trabajo, los estudios, la pareja, las obligaciones familiares, todo se entrelaza y genera una bola gigantesca de descontrol, provocando sentimientos de inutilidad e incompetencia en todos los aspectos. Una nube negra gigantesca sobre su cabeza que tiñe de oscuro todo su día a día y hace que se desborden.

Como consecuencia de dichas manifestaciones hay una serie de repercusiones que les pueden afectar en mayor o menor medida:

  • Problemas académicos: Es difícil estudiar, acabar las tareas y los trabajos a tiempo porque les cuesta organizarse y planificar, así como mantener la atención tanto en el aula como a la hora de estudiar y trabajar la materia tras las clases. Al no llevar un orden, muchas veces no se cumplen los plazos de entrega, al no llevar un control y anotarse las fechas de entrega muchas veces los trabajos están incompletos o no hemos revisado toda la materia que entra para el examen.
  • Problemas de interacción social: Suelen tener problemas de relación, no dejar hablar a los demás, decir aquello que pienso sin pensar en las consecuencias, sentirse ansiosos en grandes grupos o no seguir el hilo de las conversaciones son algunas de las dificultades más significativas.
  • Baja autoestima: Una autopercepción negativa, sentirse poco válido, infravalorado y con falta de capacidades o de las cualidades necesarias que se esperan de uno mismo hace que se tenga una visión demasiado negativa y que deje de confiar en sus capacidades.
  • Problemas legales: Peleas, transgredir la norma, buscar sensaciones a través de conductas de riesgo, puede acarrear problemas de tipo legal.
  • Uso y abuso de sustancias: Fumar tabaco o sustancias psicotrópicas para disminuir la ansiedad, poder dormir por la noche o estar tranquilo cuando necesitan relajarse.
  • Problemas laborales: Dificultades para cumplir un horario, problemas de relación con los compañeros, perder papeles que son importantes, falta de organización.
  • Dificultades de convivencia: Cumplir normas de casa, horarios, rutinas, en adultos con cargas familiares desatención de las obligaciones paterno-fililaes o falta de comunicación con la pareja pueden degradar la convivencia y generar conflictos.
  • Accidentes: Olvidos, despistes, pueden provocar accidentes que afecten a nuestra salud y la de los demás.

Si eres adolescente o adulto y te sientes identificado, debes acudir a un especialista para que valore de una forma más exhaustiva tu caso. La evaluación psicológica a través de pruebas estandarizadas, la entrevista y observación y el trabajo multidisciplinar pueden dar respuesta a tus inquietudes. La terapia ayuda a paliar la sintomatología y a mejorar tu día a día dándote herramientas para saber gestionar esos momentos, podemos ayudarte.

Carmen Adam González Psicóloga Col CV12642