Existe una gran preocupación por los efectos a largo plazo del abuso sexual, especialmente durante la infancia y adolescencia, ya que se asocia a numerosas alteraciones a nivel emocional y conductual en la vida adulta. Uno de los problemas que se suelen desarrollar tras un suceso de este tipo es el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).
El Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) hace referencia a una respuesta emocional muy intensa ante un hecho o suceso vivido como traumático. Este hecho puede ser cualquier tipo de desastre natural, una guerra, un accidente automovilístico o una situación de violencia física y/o sexual. Así pues, tras un hecho traumático de esta magnitud, las reacciones pueden ser temporales o alargarse por un tiempo indeterminado. Sin embargo, varios estudios aseguran que más de la mitad de las personas que se exponen a un suceso potencialmente peligroso no llegan a desarrollar este trastorno a pesar de la sensación de peligro y miedo, por lo que hay otras variables que resultan necesarias para explicar el comienzo de este trastorno.
Asimismo, también hay que tener en cuenta que puede tratarse de un único hecho traumático, como un accidente vehicular o un delito violento o, por el contrario, pueden ocurrir varias veces en un espacio de tiempo más prolongado, como en el caso del maltrato o abuso sexual infantil, la violencia de género o todo lo acontecido durante una guerra. Además, sus síntomas pueden aparecer inmediatamente después del suceso traumático y permanecer en el tiempo o aparecer meses o incluso años después.
De esta forma, atendiendo a un caso específico de TEPT causado por abuso sexual, destacaríamos los siguientes síntomas que, de forma habitual, se dividen en 4 tipos:
- Recuerdos intrusivos:
- Recuerdos que aparecen de manera recurrente y frecuente acerca del suceso traumático, de forma involuntaria y que generan angustia:
La persona recuerda de forma involuntaria el abuso como si se tratase de escenas de una película, observándose desde la distancia.
- Reviviscencia:
Se revive de forma involuntaria el acontecimiento traumático como si estuviera ocurriendo de nuevo en forma de flashbacks.
- Sueños y pesadillas acerca del evento traumático vivido.
- Angustia emocional intensa o reacciones físicas a los aspectos que se recuerdan del suceso vivido:
En muchas ocasiones, las reacciones físicas vienen derivadas de la rumiación constante que presenta la persona al preguntarse por qué le ocurrió y por qué no pudo parar esa situación. Las personas que han sufrido un abuso sexual, habitualmente, necesitan buscar una justificación al hecho acontecido y sienten un gran sentimiento de culpabilidad por haberlo vivido.
- Evasión:
- Intento de paralizar los pensamientos e imágenes que provienen del suceso o de hablar sobre ello:
Se trata de un mecanismo de defensa para evitar sentir dolor. Sin embargo, al contrario de lo que pueda parecer, esta reacción provoca que se intensifique el problema, dado que, pese a que a corto plazo genera alivio, a medio y largo plazo mantiene el problema y lo magnifica.
- Evitación de lugares, actividades o personas que recuerden el suceso vivido:
Es otro modo de afrontamiento, muy común también en las fobias específicas, que tiene como finalidad la evitación del dolor y la ansiedad que se presenta al enfrentarte a aquellas situaciones con las que se revive el hecho traumático. Sin embargo, al igual que ocurre con los pensamientos, esta conducta solo alivia el malestar a corto plazo, intensificándolo a largo plazo.
- Cambios en el pensamiento y en los estados de ánimo:
- Pensamientos negativos sobre ti mismo, otras personas o el mundo en general.
- Pérdida de esperanza en el futuro.
- Pérdidas de memoria, incluso no recordar cosas importantes del evento traumático.
- Dificultad para establecer y mantener relaciones cercanas.
- Distanciarse de sus familiares y amigos.
- Falta de interés en las actividades que antes sí te gustaban.
- Dificultad a la hora de sentir emociones positivas
- Cambios en las reacciones físicas y emocionales:
- Sorprenderse o asustarse fácilmente.
- Estado de alerta constante.
- Conductas autodestructivas:
Consumo de alcohol en exceso y/o consumo de sustancias (en ocasiones, como vía de escape ante el dolor).
- Trastornos del sueño.
- Dificultad para concentrarse.
- Irritabilidad, arrebatos de ira o conducta agresiva.
- Sentimientos intensos de culpa y/o vergüenza.
De esta forma, para el tratamiento psicológico del TEPT, tendremos en cuenta los siguientes objetivos:
- Psicoeducación acerca del TEPT, las relaciones de pareja, las relaciones sexuales y la violencia.
- Entrenamiento en Habilidades Sociales.
- Programa de actividades agradables.
- Técnicas de respiración.
- Exposición gradual en imaginación y en vivo de los lugares asociados al hecho traumático.
- Introducción a las distorsiones cognitivas. Detección de sentimientos de culpa y vergüenza.
- Discusión de los pensamientos automáticos negativos y búsqueda de alternativas.
- Prevención de recaídas.
Con todo ello, no dudes en pedir información en nuestro Centro de Psicología y Logopedia Ana Barrios.
Psicóloga Aroa González CV17197